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miércoles, 16 de junio de 2010

Una nimia diferencia que nos hace hablar
El gen del lenguaje es casi igual en humanos y chimpancés pero sus efectos en el cerebro son radicalmente diferentes
El País JAVIER SAMPEDRO - Madrid - 11/11/2009

Aunque un siglo de neurología ha mostrado que el cerebro está hecho de centenares de módulos especializados, la genética no ha encontrado lo que cabría esperar de ello: centenares de genes específicos de cada módulo. La gran excepción es FoxP2, "el gen del lenguaje", cuyas mutaciones eliminan la capacidad humana del habla. Una paradoja es que el gen existe en todos los vertebrados, y que nuestra versión sólo difiere en dos detalles de la del chimpancé. Pero Daniel Geschwind y su equipo de la Universidad de California muestran que esa mínima diferencia tiene efectos drásticos en las neuronas humanas.
Anthony Monaco y sus colaboradores de la Universidad de Oxford descubrieron en 2000 un gen cuyas mutaciones destruyen la competencia gramatical sin afectar necesariamente a otras funciones intelectuales. En la familia que analizaron, 15 de 29 miembros a lo largo de tres generaciones se mostraban incapaces de distinguir los fonemas dentro de una palabra, de generar inflexiones a partir de una raíz, de comprenderlas si no las habían aprendido previamente de memoria y de producir con naturalidad estructuras sintácticas. Los investigadores pudieron demostrar que la responsable de todos esos defectos era una mutación en FoxP2. Se le conoce desde entonces como el "gen del lenguaje".

En los pájaros, el gen FoxP2 está implicado en el canto. Más en general, en las especies vocales (o que emiten algún sonido por la boca) el gen afecta a la coordinación de los músculos implicados en la vocalización. Pero, más en general aún, FoxP2 es necesario para la coordinación de los movimientos en los vertebrados, incluidos los movimientos faciales. "Los problemas para organizar las secuencias motoras, o con el aprendizaje de procedimientos, incluidos los de la cara y la boca, se pueden manifestar en la especie humana como un trastorno del lenguaje", explican en Nature Martín Domínguez y Pasko Rakic, neurobiólogos de la Universidad de Yale.

FoxP2 ha resultado ser uno de los genes más estables a lo largo de la evolución que se conocen. Un gen es un texto que contiene la información para fabricar una proteína. Éstas son largas cadenas de aminoácidos. La proteína FoxP2 es una cadena de 715 aminoácidos. El gen humano y el del ratón sólo difieren en tres de los 715, y una de ellas es común al ratón y al chimpancé. Sólo las otras dos son específicamente humanas.

Pero FoxP2 es un gen que regula a otros genes. Geschwind ha rastreado el genoma entero en busca de los genes controlados por el FoxP2 humano y ha buscado las diferencias con la misma red regulada por el FoxP2 del chimpancé. "Hemos encontrado que un número importante de esos genes se activan de forma distinta en el cerebro humano y el del chimpancé", dice Geschwind. "Esto indica que FoxP2 conduce a estos genes a comportarse de modo distinto en las dos especies".

Los autores han identificado 65 genes subordinados que no hacen distingos de especie: responden igual al FoxP2 humano que al de los monos; pero también hay 61 genes que se activan más por el FoxP2 humano que por el del chimpancé, y otros 55 que hacen justo lo contrario. De modo que la pequeña diferencia en la secuencia de FoxP2 tiene un efecto nada pequeño en la actividad del genoma de las neuronas. El estudio de esos genes permitirá ahora seguir la pista a la evolución del lenguaje.



lunes, 14 de junio de 2010

Descubren cómo las mentes relajadas recuerdan mejor

Cuando una persona está relajada y las neuronas relacionadas con la memoria en el cerebro se activan en sincronización con ciertas ondas cerebrales, es probable que se formen recuerdos más fuertes y duraderos.

Investigadores de Estados Unidos dijeron que sus hallazgos podrían ayudar a desarrollar nuevas terapias para personas con deficiencias en el aprendizaje y algunos tipos de demencia.

"Este estudio establece una relación directa entre los acontecimientos en el circuito del cerebro (...) y sus efectos en la conducta humana", dijo Ueli Rutishauser, del Instituto de Tecnología de California, que trabajó en el estudio.

La sincronización en el cerebro está influida por "ondas theta" que están asociadas con la relajación, la ensoñación y los mareos, pero también con el aprendizaje y la formación de la memoria, explicaron los científicos en el estudio publicado en la revista Nature.

Aunque los científicos ya saben que las mentes relajadas reciben mejor la nueva información, este estudio apuntó a un nuevo mecanismo a través del cual las neuronas de la relajación funcionan juntas para mejorar la memoria.

"Nuestra investigación demuestran que cuando las neuronas relacionadas con la memoria están bien coordinadas con las ondas theta durante el proceso de aprendizaje, los recuerdos son más fuertes", dijo Adam Mamelak, neurocirujano del Centro Médico Cedars-Sinai, en Los Ángeles.

El equipo estudió a ocho voluntarios, a quienes exhibieron 100 fotos de una serie de objetos durante un segundo. 30 minutos después, les mostraron otras 100 fotos - 50 nuevas y 50 de la primera ronda - y les pidieron que recordasen cuáles habían visto ya y lo seguros que estaban de sus respuestas.

Usando electroencefalogramas (EEG), el equipo registró la actividad neuronal y las señales eléctricas "de fondo" en las regiones del cerebro en las que se forma la memoria.

Los expertos hallaron que el reconocimiento era mayor cuando el aprendizaje ocurría mientras las neuronas eran activadas a la vez que las ondas theta.

La mayoría de los estudios con ondas theta son realizados en ratas y sólo unos pocos se realizan en humanos, en parte porque los electrodos EEG deben ser colocados directamente en la superficie cerebral para obtener medidas precisas.